Los micromachismos condicionan directamente las relaciones de las mujeres con su entorno e incluso consigo mismas. Por ello sus derechos se ven directamente atacados, por ejemplo, a la hora de tomar decisiones en nuestra organización, quedan más legitimadas –e incluso se asientan más– las opiniones de los hombres y estos parecen figuras de autoridad sin haber cosechado mérito especial. De hecho, consideramos que las mujeres tienen que hacer mucho más para ser consideradas al mismo nivel que su homólogo varón.
Feminismo y ocio
Todo es político. Una vez que el feminismo llega a nuestras vidas ya no hay forma de deshacerse de él, se entromete en todo: en clase, en casa, de fiesta, viendo la tele, leyendo… por suerte para nosotras. Y es que una vez que se rompe con la idea de la estructura social tan patriarcal que tenemos comenzamos a darnos cuenta de muchas cosas: ese amigo que te corta mientras hablas, que los protagonistas de las pelis de acción siempre son hombres o mujeres guapísimas, que el lenguaje es claramente machista, y un larguísimo etc.
Sobre la campaña contra la violencia hacia la mujer del Ayuntamiento de Sevilla
La lógica del poder y la sumisión configura nuestra sociedad, la violencia ocupa un importante papel en la construcción de las relaciones entre hombres y mujeres, ricos y pobres (siendo la pobreza marcadamente femenina), blancas y negras, no migrantes y migrantes y un largo etcétera. La división sexual y social del trabajo construye desigualdad, generando una socialización de roles y pautas de conducta diferenciados.
¿Qué es el feminismo?

“Junto a la pretensión de todo individuo de afirmarse como sujeto, que es una pretensión ética, también está la tentación de huir de su libertad y convertirse en cosa; se trata de un camino nefasto, porque pasivo, alienado, perdido, es presa de voluntades ajenas, queda mutilado en su trascendencia, frustrado de todo valor.” Simone de Beauvoir.