Los inicios de la Feria de Abril se remontan a hace más de dos siglos, con unos comienzos de carácter mercantil ganadero y agrícola. Poco a poco, va adquiriendo un estilo más urbano y festivo, siendo entonces cuando comienzan a edificarse las primeras casetas y caminos alrededor de estas. A partir del siglo XX la Feria pasa a ser un festejo sin componente mercantil y, después de varias localizaciones, se traslada definitivamente al barrio de Los Remedios.
Lo que vivimos a día de hoy es una Feria con una demanda enorme, siendo uno de los motores económicos más importantes de la ciudad de Sevilla y una de sus festividades más relevantes. La realidad que nos encontramos dentro del recinto no es más que el reflejo de la sociedad clasista sevillana: la mayoría de casetas son privadas, bien de ‘’socios’’ que puedan costeárselas o bien de sus invitadas, mientras sólo una ínfima parte, correspondiente a los distritos y a las organizaciones políticas sobretodo, son públicas. La Feria vuelve a ser, por tanto, un priviliegio en manos de la clase alta sevillana. Además, este año nos encontramos con un hecho preocupante, ya que se va a aumentar la represión policial en los alrededores del recinto, y esto va a afectar obviamente a las que, no pudiendo pagar una caseta privada, disfrutan de la Feria en sus calles.
Añadido a esto, nos encontramos con la explotación animal que conlleva este festejo; no es raro encontrarnos a caballos horas y horas al sol, recibiendo un trato deplorable de sus dueños y siendo una mera atracción económica de la que el conservadurismo sevillano se lucra una vez más.
Algo de lo que no podemos olvidarnos en la Feria de Abril, como en cualquier festividad, es de las agresiones machistas y LGTBIfobas que se dan en ella. No son hechos aislados las actitudes machistas por parte de hombres acosando a mujeres e hipersexualizándolas, algo que sufrimos en nuestro día a día, pero que se acrecentan en espacios de ocio como la Feria. No somos vuestros objetos sexuales ni necesitamos vuestros piropos. Nuestro cuerpo y nuestra orientación sexual son sólo nuestras ya sea en la Feria, en las aulas o en cualquier sitio.
Por tanto, debemos trabajar entre todas por hacer de la feria un espacio popular, que no esté monopolizado por la élite sevillana, en la que todas tengamos caseta y calle para sentirnos orgullosas de nuestros bailes y cantes; de nuestra identidad andaluza. También nos queremos seguras, libres y diversas, necesitamos construir una Feria que nos respete independientemente de nuestro género, raza, etnia u orientación sexual.
Porque las reivindicaciones feministas e inclusivas que llevamos en las aulas las sacamos a bailar sevillanas esta Feria de Abril, decimos bien alto que ¡LA FERIA TAMBIÉN ES NUESTRA!